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Doñinos podría ser contracción de DON NINOS, teniendo en cuenta que la Ñ equivale a la doble N.

Si a su vez DON es lo mismo que DOMINUS en latín ya abreviadamente DOM, respondiendo a señor en castellano (Sennor). Doñinos podría decir pues, Señor Ninos, refiriéndose lo más probable a un repoblador de la Tierra salmantina. La existencia de otro homónimo en la comarca de Ledesma induce a sospechar pudiera ser la misma persona con dos poblamientos de su pertenencia.

 

 

Muy reducido debió ser este núcleo urbano en su origen pues en los comienzos del siglo XVII no pasaba de una explotación agraria de no más de 6 vecinos, dependiente en lo eclesiástico de Carrascal de Barregas, cuyo censo de población tampoco era superior. Por cierto explica el libro de visitas del Obispado de Salamanca (1604-1629) había para las dos entidades parroquiales un beneficiado viejo y enfermo que por su decrepitud dejaba a la feligresía de Doñinos muchos días de precepto a verlas venir. ¡Tan pobre! era en beneficio que no alcanzaba para un sustituto para la celebración de la misa. En la siguiente centuria, el beneficio disponía de honesta dotación capaz de sostener a un asistente en la parroquial de Doñinos.

Una figura local del siglo XVII, que por lo original no debe despreciarse era el fiel de Fechos, experto en cuenta y pluma sin rival entre sus convecinos. Brazo derecho de su alcalde pedáneo, socorro de analfabetos.

Tan singular personaje alternaba la cotidiana tarea de la escribanía concejil con el campo y atención del ganado, dada la corta remuneración de 20 reales anuales percibidos del común. Sus manos por lo tanto estaban siempre presas a reflejar acuerdos concejiles en el libro de consistorio, como a segar heno, u ordeñar.

El antiquísimo término concejil limitaba con Trinteras, Cabramales y Pegollo, desaparecidos núcleos urbanos convertidos en despoblados.

Alcanzaba el término un cuarto y medio de legua. Tierra rasa, hasta perderse en la lontananza, sin árboles ni casas de labor que rompiese el secadal, cubierto por la sembradura de trigo, cebada, avena, garrobas, alberjas, garbanzos. La mies era la señora del paisaje, partido de verde y azul en primavera, de amarillo y azul en el estío.

La ganadería muy corta, según un recuento de cabezas hecho el 16 de Enero de 1756 los animales de explotación alcanzaban a:

  • 10 vacas de vientre
  • 6 erales
  • 4 añojos
  • 1 yegua de vientre
  • 2 potros
  • 12 pollinos de cría
  • 193 ovejas de vientre
  • 127 corderos lechales
  • 27 cabras de vientre
  • 64 cerdos de recrío 

Había aparte siete yuntas de bueyes, para el labrantío, acarreo de mies y trilla, gobernada por seis labradores y la misma plantilla de jornaleros.

Los carguilleros, oficio propio de estos lares, con sus largas reatas de jumentos pechaban con el trabajo de carta y descarga.

Doñinos fue siempre realengo, municipio de la Monarquía, y por pertenecer a la Corona estaba incluido en la Tierra de Salamanca, por eso contribuía el Lugar anualmente a las cargas asignadas por S.M. en los precios Alcabalo, Ciento y Servicos Ordinarios y más de las Sisas, Nuevos Impuestos Utensilios con un total de 653 reales vellón, cargas con las que contribuía el diminuto censo de 20 familias, moradoras de un número equivalente de casas en pie, porque dos estaban ruinosas, y el resto de las pobres construcciones eran corrales, un villorio en toda regla, para aquel mundo una Arcadia feliz, al vivir la vecindad en paz y honradez, sin un solo pobre de solemnidad.

 

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